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Soy Javier Echeverri Restrepo
Javier Echeverri Restrepo nació en Jardín, Antioquia (Colombia), en 1949. Con estudios de Filosofía y Letras en La Universidad Pontificia Javeriana, en Bogotá, su mundo intelectual y literario es rico gracias a su continua e infatigable pasión por la lectura.
Es considerado por los expertos en genialidades literarias como un escritor consagrado. Hombre ilustrado, ha incursionado en un mundo complejo y a veces poco generoso como es el de la literatura. Sin embrgo, ha conseguido reconocimiento académico y el éxito en los mejores concursos de novela del país.
Es un autor de vida sencilla, amigo del diálogo. Defiende, a través de sus escritos, un estilo, una historia y una visión muy particulares.
Premios y reconocimientos
Finalista en el concurso de cuento Testimonio, Pasto en 1982 con el cuento, «La Gota de Aceite».
Finalista en el concurso de cuento Tomás Carrasquilla de Medellín en 1990 con «El Pegador de Carteles».
Ganador del premio nacional de novela, Cámara de Comercio de Medellín en 1994 con la obra Tierras Marcadas. Ganador del premio de novela Autores Antioqueños 136 con Adiós Caballo.
En 1995 ganó el Premio nacional de novela, Eduardo Caballero Calderón, Colcultura, con El Camino del Caimán.
Primer finalista en el concurso nacional de novela, José Eustasio Rivera, Neiva 1996 con la novela Yerba Roja.
Finalista en el premio internacional de novela, Editorial Diana de México en 1998 con Stop, Tierra Mágica. Ganador del concurso de cuento Efe Gómez, Medellín 1998 con el relato «La Caja».
Obtuvo el premio latinoamericano de cuento, Edmundo Valadés en Puebla de los Ángeles, México en 1998 con el relato «Ataúd X Teléfono».
En el 2024 fue escogido para estar en la Colección de Autores Antioqueños gracias a su texto: “Adiós Caballo”.
Creador del género Noveleta con El Espanto de Hojas Anchas, La Monja del Escolantazgo y Las Basuras del Silencio.
Actualmente anda ocupado en romper fronteras de escritura entre los vecinos patios de América. La primera respuesta multipolar de una escritura a contrapolítica y sin fronteras se inicia con la novela cubana: A Tambor de Hierro, y la segunda con una novela barroca mexicana, This is my México.
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Mis libros
Ordena aquí la novela EL ANILLO SECRETO DEL REY SALOMÓN. Te llevamos el libro a cualquier lugar de Colombia
«Este libro nació en Buenos Aires, Argentina, un día en que me dirigía al Café Tortoni, el más antiguo de esa capital y que es una réplica del Tortoni de Paris, un café donde se reunían artistas e intelectuales franceses. Parte de la clientela del café de Buenos Aires la componen hombres mayores, con saberes antiguos.
Yo me caminaba hacia allí. Iba por la 9 de Mayo, la avenida más ancha del mundo, cuando se desató un fuerte aguacero. Empecé a correr para evitar mojarme. Al voltear una equina me encontré con dos hombretones judíos, de apariencia ortodoxa, con sus sombreros y abrigos negros, con sus barbas de heresiarcas; el uno más joven que otro. También caminaban de prisa para evitar la lluvia.
Nos encontramos en la puerta del Tortoni y subimos las escaleras. Adentro pedí un mate, lo enveneé con un poquito de licor para calentarme. Nos sentamos en mesas cercanas, pero aunque yo los veía a ellos, ellos no me veían a mí.
Pasó un rato cuando empecé a escuchar de lo que hablaban: la historia del Rey Salomón y su misterioso anillo. He aquí de qué se trata la novela».
El Pegador de Carteles
«Me desprecian hasta los guachimanes, dicen que soy producto de basureros y no hago más que cambiar de mugre, pero algún día no seré pegador de carteles, me convertiré en señor Ordóñez, mi número chancero caerá cualquier noche suertuda y tú y yo, Pasoveloz, nos daremos vacaciones, luego iré al festival de teatro a Manizales.
Ordóñez mantiene bajita la sangre, vive humillado creyendo que buena parte de su trabajo es pernicioso desperdicio. Va cada viernes a emborracharse con su amigo en los talleres carteleros. Sumatoria de fraile diablo, bohemio teatrero, romántico, misógino y comunista incurable, lo consuela con frases de escenario.
—No se preocupe por eso, viejito, si el trabajo nos humilla, la civilización es tarea indecente. La piel de nuestras madrigueras es nuestra verdadera piel.
Ordóñez entiende muy poco de aquella fraseología anarca, pero le gusta escucharla, piensa que lo ilumina de alguna manera secreta».
(Fragmento de El pegador de carteles)